Si empiezo hablando de sifones de colores, de teléfonos del siglo pasado, de aparatos de radio antiguos ..es difícil que nos imaginemos un restaurante, ni cualquier otra relación con la gastronomía. Pues mas bien todo lo contrario… L’Arengada (nombre que se le da en Catalunya al arenque salado que luego se suele cocinar a la plancha) es como bautizaron a este extraño lugar. Y entendamos extraño como raro, como singular, como difícil de repetir. Porque creo que es muy difícil encontrar en este país muchos establecimientos en los que comer con las características tan particulares de este. Es un establecimiento de sillas sin pareja, de mesas en tablas de maquinas de coser, de decenas de botellas y aparatos eléctricos antiguos, un entorno que nos concede una cierta visión caótica de viejo museo donde todo cabe, pero donde lo mas importante, es comer., comer de la forma más casera posible.
No nos engañemos, L’Arengada es un establecimiento muy especial. Dejando de lado la decoración, que nos podrá gustar más o menos, yo pienso que lo más importante es lo que nos llevaremos al buche.
Imaginemos la cocina es como la de casa de nuestra tía del pueblo a la que vamos a ver sólo por fiestas en verano. Imaginemos a la cocinera como nuestra tia, esa que guisa igual de bien que nuestra madre o nuestra abuela…todo eso nos lleva a un final de camino más que claro…la cocina más típica de la tierra.
Productos frescos, carnes sin tratamientos extraños, brasas trabajadas con buen carbón, platos clarísimamente de temporada…todo para conseguir platos sencillamente sabrosos… necesitamos más?
Un cliente pide un «secreto iberico» el punto con una copita de vino tinto de la casa … otro , más al fondo, un picadillo con morcilla negra de la potente, un tercero, ensalada con tortilla…y que tortilla!!! Porque… cuanto hace que no hemos pedido una buena tortilla al gusto?
No sé deciros cual es el secreto de este establecimiento situado en la zona más tradicional de Vilanova i la Geltru, en el barrio NO marinero de La Geltrú, y que se mantiene como antaño, entre otras cosas, porque el Ayuntamiento de la población tuvo el sabio criterio de no permitir «tocar «nada de cómo está, para contribuir así al mantenimiento de uno de aquellos cascos antiguos que tanto gustan de recorrer. No es un restaurante al uso, pero creo que vale la pena descubrirlo. Repetir o no ya es cosa vuestra.Alpha
Comments 0