Cada vez es más difícil encontrar productos artesanos. Básicamente porque la artesanía ha quedado en manos de personas románticas, de aquellas que siguen creyendo que las cosas bien hechas no tienen precio. Pequeños reductos, grupos reducidos, empresas familiares, místicos de las cosas bien hechas. Mirado fríamente, esto no se lleva, No se lleva porque una empresa artesana no suele cotizar en bolsa, no repartirá beneficios a los accionistas, no entraría a formar parte del Ibex 35…y eso, en el mundo actual, no es negocio.
Por suerte, algunos locos románticos mantienen abierta la esperanza. Es el caso de Félix Valero, que por esas cosas de la vida, a los trece años ya vio que lo suyo debía tener relación con el mundo de los dulces. Más concretamente, de los turrones. Y hasta hoy. Ya hace más de una decena de años que selecciona personalmente los productos que luego utilizará para sus elaboraciones. Cada temporada elabora una producción limitada. Sigue creyendo que los buenos turrones son para los pequeños y dulces momentos de placer navideño. Utiliza productos de proximidad, almendras Marcona, avellanas del Camp de Tarragona, miel del Perelló…
No. No es cualquier turrón el que elaboran en Turrons Félix. El secreto está quizás en la limitada producción, en la filosofía de la familia (la segunda generación, en la figura de Zoè, hija de Felix,persona joven y con un brillo especial en los ojos cuando nos habla de los productos que elaboran en su casa nos da mucha esperanza), y en la creencia de que elaborar turrón, buen turrón, que degustaremos posteriormente, es mucho más que “fabricar” algo que nosotros después, sencillamente nos comeremos. Busquemos más allá y veremos que nos puede hacer más felices, inspirar momentos de felicidad, y eso amigos, es el secreto más simple y más poderoso de todos los que nos podemos encontrar en la vida. Cuando llegue el tiempo oportuno, buscad los productos de Turrons Félix en tiendas delicatesen y especializadas y si por esos azares de la vida viajáis a Agramunt, no dejéis de visitar su pequeño y artesano obrador que os descubrirá que, en los lugares más insospechados, pueden alegrarnos la vida.
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