Si nos vamos directamente a las tres preguntas de la cabecera o titulo, seguramente con la que menos problemas tendremos será con la de bonito. A pesar de muchas circunstancias, Sitges sigue ofreciendo rincones maravillosos, calles estrechas y no muy abarrotadas, casas singulares, y muchas imágenes de postal que sin duda nos alegraran la vista y el corazón. En cuando a lo de comer en Sitges BUENO…pues bueno, ahí entramos ya en un punto ligeramente complicadillo. No voy a decir que en Sitges se come mal en general, eso tampoco, pero si es cierto que el listón no está muy alto. Un buen porcentaje de restaurantes siguen ofreciendo productos de calidad, de proximidad, (ahora esto está muy de moda) pero eso si, elaborados como toda la vida. Una paella es una paella, una fideuá es una fideuá y un arroz caldoso, pues eso, sigue siendo un arroz caldoso. Ahí puede estar uno de los problemas de la cosa. Un plato puede estar bueno, contener unos ingredientes de calidad, bla, bla, bla, pero (y eso siempre desde mi punto de vista), si no emociona, si no hay emoción, si algo no se te mueve por dentro de vez en cuando, pues mal asunto. Además, de unos años para acá, en Sitges han proliferado muchos restaurantes, bares y lugares donde se da de comer, de los conocidos como fast food. Pizzerias, restaurantes chinos, chinos reconvertidos a japonés, pakistanies…
La cosa de pertenecer a un mundo globalizado tiene estas pequeñas (o grandes, según como se mire) desventajas. Y la proliferación de tantos establecimientos de este tipo hace, naturalmente, que el promedio de las calidades globales del sector pues baje unos puntos.
El entorno más cercano ha espabilado mucho en los últimos años, la oferta ha mejorado mucho, y en definitiva, el mundo, y también el gastronómico está en un proceso de cambio absoluto.
Y antes de acabar, pues vamos al asunto que también duele…BARATO?
Creo que hace tiempo que comer en Sitges dejó de ser barato. Hoy, por lo mismo, en una zona de playa a no más de 25 minutos en coche, podemos encontrar la misma oferta un mínimo de un 25% más barata y en muchos casos, con un servicio más simpático, más profesional y más agradecido.
No se como acabará la cosa amigos, pero pinta que no acabará bien a menos que los que pueden hacerlo, recobren su dignidad, profesionalidad y saber hacer. Porque estamos seguros que con un poco de buena voluntad por cada una y todas las partes, las cosas pueden mejorar sensiblemente. Y solo es la opinión de un observador que lleva más de 30 años viviendo en este lugar.
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