SOMOS TONTOS, SIMON. Y NO TENEMOS SOLUCION.

Hace no muchos años, menos de cincuenta, no era extraño ver en televisión anuncios de tabaco. Winston, Marlboro o Lucky Strike eran «comerciales» con los que todos los hombres de pelo en pecho, y muchas mujeres también, se sentían identificad@s. El tabaco molaba. 

Con el tiempo se descubrió que además de molar, también podía matar. Pero claro, como todo en la vida, lo de matar era matizable. La cantidad consumida, la calidad del tabaco, la ingesta del humo resultante y otros factores incidían muy mucho en la afectación.  Fuera como fuese, la presión sobre las grandes compañías fue creciendo hasta llegar a hoy en día, donde el consumo de cigarrillos y de cigarros puros a disminuido una barbaridad.

Y la publicidad ha desaparecido absolutamente, además de incluir, en los envases de estos productos, imágenes y frases que nos recuerdan las enfermedades que puede producir su consumo.

Pero…ah! amigos…como muchas otras cosas de nuestra vida cotidiana…nos vienen una serie de preguntas a la cabeza…

Perjudica más el consumo de un par o tres de cigarros puros al mes o las más de 20.000 veces que respiramos cada día, incluyendo el humo de los coches, camiones, transatlánticos turísticos, industrias, aviones, y cacharros diabólicos?

Perjudica más el consumo de un par o tres de cigarros puros al mes que consumir una docena de salchichas de frankfurt, un montón de hamburguesas procesadas o un puñado de sobres de fiambre de color sospechosamente rosado?

Ahí está el kit de la cuestión. La cantidad de edulcorantes, espesantes, acidulantes, antioxidantes, conservantes y doscientas cosas mas que acaban en «antes» que contienen todos esos alimentos procesados nos perjudican más o menos que un par o tres de cigarros puros al mes?

Y además, con un agravante. Si todos estos productos comestibles es sabido que contienen ingredientes químicos y procesados que con mucha probabilidad pueden afectar nuestra salud…porque dejan anunciarlos en televisión y al tabaco no?

Entendería perfectamente que si nuestra alimentación estuviera solo basada en productos naturales, pollo de granja, brócoli sin insecticidas, huevos de gallina en libertad, agua de manantial y fruta sin tratamiento alguno, nos dieran caña a tope con el tema.

Pero modestamente, no creo que sea este el caso. Compramos patatas fritas tratadas químicamente con sabor a jamón de jabugo o berberecho químico. Compramos bollería industrial elaborada con aceites de palma y coco, refinados y ultra procesados.

Compramos jamón de york que ni es jamón ni es de york. Compramos precocinados con los suficientes conservantes para que se pasen una semana en la nevera y se mantengan con el mismo aspecto sospechoso.

Compramos pan de molde, blanco como la nieve tratado con componentes químicos que lo hacen mantenerse inalterable el tiempo que haga falta en la alacena. Nos zampamos pizzas que de pizza solo tienen la forma y la etiqueta.

La pregunta es…todo eso, aunque sea poquito a poco…no nos mata también?

Esta comprobado que todo lo que entra en nuestro cuerpo en grandes cantidades puede afectarnos negativamente. Si nos comemos cada día media docena de perritos calientes y otro tanto de hamburguesas con patatas fritas durante toda nuestra vida, seguramente esta será mucho más corta.

Con las mismas, si nos fumamos media docena de cigarros puros cada día, seguramente nuestros pulmones, lengua y paladar estarán al limite del colapso en poco tiempo.

Pero las cosas, en su justa medida, nos afectarán exactamente, en su justa medida. Un par o tres de cigarros puros al mes, dos perritos calientes a la semana, una pizza de las encargadas cada quincena o una bolsa de patatas fritas con sabor a rábano chino una vez al mes o una tarrina de helado con sabor químico a macadamia, seguramente nos afectan más o menos lo mismo.

La diferencia está en que a la hora de fumar, la cosa parece lo peor del mundo. Pero a la hora de comer toda esa porquería que, además nos anuncian en televisión, todo está controlado. Y vamos, y nos lo creemos. Evidentemente, ahí alguna cosa falla.

Lo dicho…somos tontos, Simón, y no tenemos solución.