***HA CAMBIADO DE DIRECCIO. OS COMENTAREMOS EN BREVE.
Es pequeño, uno de aquellos locales que a veces, y por puro egoísmo, no nos gustaría explicar a nuestros amigos y conocidos, para así asegurarnos que siempre que nos apetezca visitarlo, encontraremos un rincón donde sentarnos sin tener que esperar en la barra. Pero está claro, que no vamos a hacer eso. Diego, su propietario, nos retira el saludo de por vida.
Para el sería muy difícil colocar más de tres docenas de clientes, pero es un tipo muy apañado y la espera, si la hay, se hace amena.
Al mediodía, el restaurante Casa Sevilla trabaja básicamente el menú, aunque en la carta, si la circunstancia lo sugiere y el bolsillo lo permite, se puede comer también a muy bien de precio. El servicio es eficiente, simpático y bastante rápido. Hay que tener en cuenta que muchos de los clientes son repetidores, lo que propicia un buen rollito que da gusto. Buenas raciones con presentaciones sencillas, sin florituras, nos esperan en la mesa. Público diverso. desde el oficinista que va por un bocado rápido entre el trabajo de la mañana y la tarde, pasando por familias con los peques y, como decíamos antes, parroquianos de los que tienen pinta de frecuentar el local desde siempre. El granito de arena aportado por Diego, dicho sea de paso, ayuda mucho. Nos puede sugerir, según día, mercado o temporada, tapas de marisco fino, tostadas diversas, embutido del bueno, croquetas, bravas … y si os gusta, no dejéis de probar el steak tartar, el solomillo de buey o el lacón al estilo gallego. Buenos arroces caldosos, como el de cigalitas o bogavante, pescado fresco como el atún a la plancha, y bacalaos en diversas presentaciones. (Hay que probar el bacalao Casa Sevilla). En cualquiera de los casos, si la carretera, el trabajo o el destino os llevan a Sitges … no podéis marchar sin probar … Casa Sevilla.
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