Cuando llegan las fiestas principales de Vilafranca del Penedès, capital del vino, en la provincia de Barcelona, bautizadas en la zona como “la más típica”, se produce un revuelo en ésta capital de comarca vinícola doblemente interesante.
En primer lugar, la fiesta en sí, la Fiesta Mayor, y en segundo , la efeméride que nos importa verdaderamente a aquellos a los que nos gusta mover el bigote…y es que hace años, más de treinta, y en época de fiestas, el bueno de Ton Mata pensó … «me gustaría abrir un restaurante en Vilafranca » .
Y desde su Sant Pau d’Ordal de toda la vida ( algún día intentaremos averiguar que comían los niños en ese pueblo para que hayan salido de él tantos y tan buen cocineros ) se puso manos a la obra.
A partir de la idea y en función de factores como el mercado , los clientes y la experiencia adquirida , fue modelando el que es hoy un referente más allá de la propia zona…el Restaurante Cal Ton … un lugar a tener en cuenta.
Con los años, y después de múltiples vicisitudes propias de todo ser humano, el equipo crece con su hermana Montse y su cuñado Álvaro . Ellos y un reducido pero eficaz grupo de trabajo han logrado consolidar una cocina con raíces , de inequívoco toque personal . Luchan por conseguir hacer de la gastronomía un arte y del sentarse a la mesa un placer
Hoy en día , Cal Ton nos ofrece una cocina noble , sin trucos , en la que no se esconde el auténtico sabor del producto . Foies, mini canelones , arroces … platos nada barrocos pero cargados de contenido , servidos exquisitamente y a la manera de Cal Ton, que no es otra que la de recordar las recetas de nuestros ancestros, mejorarlas si cabe, y llevarlas a la práctica.
Una ensalada de tripa de bacalao y salsa xató, o la de bogavante con manzana, o el crujiente de manitas de cerdo con pera y rúcula pueden ser un buen comienzo.
Hay que probar también un plato mítico de la casa (si os gusta el pescado, en especial el bacalao)…la trilogía : con sanfaina, gratinado y al pil-pil, o con garbanzos, espinacas y butifarra negra….de pecado capital.
El arroz cremoso con almejas, espárragos y alcachofa tampoco nos dejará indiferentes. Bravísimo. Foie de pato con albaricoques de la zona, pichón con salsa de enebro y compota de zanahoria (para llorar de emoción) o el rabo de buey con peras al vino tinto, nos dejarán absolutamente noqueados.
Y si a alguno de vosotros os queda espacio para las emociones dulces, los postres de la casa os esperan…el mascarpone con higos confitados y helado de avellana puede ser una muestra…también ofrecen un menú degustación por algo menos de 50€ (bebidas aparte), por si os queréis dar un homenaje.
Dispone de una terraza interior muy bonita. Está relativamente en el centro, pero no se puede aparcar en la propia calle. No es un restaurante económico, pero el resultado de lo que nos ofrecen tiene su precio justo, por tanto, si os apetece…probadlo, estoy seguro de que no os arrepentireis.
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