Realmente hay muchos rincones de nuestro país que son bellísimos. Y seguramente usted conoce alguno. Su rincón preferido, asociado algunas veces a “momentos” de la vida, a situaciones o circunstancias vividas ayudan a reforzar esta sensación de bienestar.
Pero no debemos cerrar nuestras ventanas a las cosas por descubrir. Y una buena zona por descubrir está, sin duda alguna, en la provincia de Girona y su línea de costa. Una de las múltiples poblaciones que irradian una energía especial es Cadaqués. Es fácil perderse por sus callejuelas y poner cara de tonto cuando al girar una esquina nos sorprende el mar en una postal difícil de retratar. En esas callejuelas podemos descubrir algunos restaurantes con encanto.
Uno de ellos, del que hoy hablamos, tiene, como es natural, sus pros y sus contras. En contra, que es muy pequeñito y que, algunas veces el trato no es demasiado, digamos, “agradable”. Pero eso son puntos de vista, de algunos comensales que lo han visitado, y cada uno de nosotros tendrá su opinión.
Yo, personalmente, no tengo queja. Sus preciosas vistas al mar, no tienen precio. Solo dos mesas, esos si, en un balcón privilegiado, nos pueden hacer sentir los “reyes del mambo”. En el restaurante, no más de una decena de mesas en las que nos ofrecerán pescado fresco, que es lo lógico, cocinado de las formas más sencillas pero no por eso menos sabrosas…a la plancha, con aceites aromáticos…
El menú del día es una buena opción a la hora de escoger. Es bueno dejarse aconsejar para así conocer cual es el pescado más fresco, el del día, que seguramente, tan sólo a la plancha, ya nos deleitará de una forma sublime.
Podemos también pedir algunos platillos para compartir, como idea lo digo, pero si queréis ir al grano, un ejemplo…coca de recapte con arenque ahumado de primero, timbal de secreto ibérico con foie y verduras salteadas o unos pulpitos (pequeños y sencillos) salteados con cebolla de segundo, y en lo dulce unos Taps de Cadaques con toffee de ron, muy típicos en la población, un vinito de la zona y hala….! a correr de felicidad.
El lugar tiene un encanto superlativo, y si sois de ese tipo de personas a las que os gusta la tranquilidad, el petit comité y las cosas como las de toda la vida…ya no os lo recomiendo, sino lo siguiente. Allí nos vemos.
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