Hoy, a la hora de comer, os proponemos un cambio de rumbo absoluto. Un restaurante distinto.
Si estamos acostumbrados a la vorágine diaria de las grandes ciudades, el correr de aquí para allá y respirar un aire de dudosa reputación, movernos hacia esta zona montañosa del centro de Catalunya nos puede sentar como un auténtico shock.
Lo primero, es amueblar nuestra cabeza con dignidad para que ésta entienda que por donde hoy nos movemos, el tiempo tiene otra manera de transcurrir. Mirar, respirar, relajarse, tomarse las cosas con calma es principal si queremos disfrutar del entorno en profundidad. Las distancias en la zona son cortas, pero básicamente nos moveremos por carreteras locales, pistas forestales poco asfaltadas, no muy anchas y muy frondosas. Por tanto, nuestra forma de conducir también debe cambiar.
Muy cerquita de Rupit encontramos un cruce de caminos que nos llevará a Tavertet o, en el caso que hoy nos ocupa, a la Ermita de estilo románico de Sant Joan de Fábregas.
Unas piedras con más de MIL años nos esperan escondidas tras la primera curva, en la que ya divisaremos la torre del campanario, en muy buen estado, así como toda la Ermita. Pegado a ella, este pequeño restaurante, La Rectoría (el nombre no puede ser más adecuado) nos ofrece un pequeñísimo comedor para los días fríos o de lluvia, y una pequeña terracita – jardín, rodeada de piedras milenarias, con la línea de la Ermita en el cielo y por el otro lado lo más profundo del valle que une el Montseny y Les Guilleries con el Collsacabra. Espectacular no, lo siguiente.
La paz y la tranquilidad nos sorprenderán.
Si somos muy mañaneros, un desayuno nos ira de fábula, y si somos de los que nos movemos con el sol en lo más alto, un refrescante aperitivo o una comida sencilla pero deliciosa elaborada con productos de la tierra más próxima complementará la jornada.
En los fogones de este pequeño restaurante, cocinan platos caseros de siempre, con productos de proximidad indiscutible, locales muchos de ellos. La cocina tradicional nos invadirá en este lugar tan especial, y si sabemos apreciarla en su justa medida y tenemos un pelín de memoria, seguro recordaremos la cocina de nuestros abuelos. Calma, chup-chup, mucha dedicación y cariño son ingredientes que aunque no lo parezca, se notan al final, cuando llega la hora de mover el bigote.
No tenemos complicación con amplias y extensas cartas. Un par o tres de ensaladas con productos de la propia huerta, unos embutidos con denominación de origen Collsacabra o unes “mongetes con cansalada” , no por su sencillez, dejaran de sorprendernos con sus sabores nada procesados.
La “Vedella amb rovellons” guisada como Dios manda, el conejo a la cazuela o con chocolate, el pollo a la salsa de almendra, o unes carnes a la brasa, (conejito, cordero, pollo, botifarra, pies de cerdo…)
Al postre, lo más sencillo del mundo…”Mel i mató” , tarta de queso, flan casero…
Para que complicarnos la vida. El lugar es fantástico, tranquilo, con vistas preciosas, y si nos dejamos llevar por la calma del entorno y lanzamos fuera la presión, la prisa y el estrés, disfrutaremos infinitamente.
El servicio es atento, servicial en la medida de sus posibilidades y os recuerdo de nuevo la necesidad de no ir con prisas a comer a este lugar. Nuria Sans y Gabriel Moya, almas de este delicioso lugar son personas que intentaran hacer de nuestra estancia un momento de felicidad, tranquilidad y buenos alimentos.
Después de una buena comida, unos cafés y unos gin-tonics en un entorno único e irrepetible, nos podemos dejar caer por Rupit, el pequeñísimo pueblo que se encuentra a poquísimos minutos y en donde encontraremos un montón de comercios relacionados con los Embutidos y los quesos.
Quizás uno de los pueblos que he visitado con una proporción más elevado de comercios de este tipo por habitante. El pueblo es muy bonito y eso sí, id preparados para andar, subir y bajar callejuelas medievales y quemar todas las calorías de la comida que habéis tomado. En definitiva, un lugar que, a poco que podamos, debemos incluir en nuestra agenda de viaje. Muy recomendado. Unico.
Comments 0