Muchas veces, el complemento a un buen restaurante es su entorno.
En las grandes ciudades no hay problema. Siempre encontraremos algo a nuestro gusto entre el amplio abanico de posibilidades de una gran población.
Pero cuando nos movemos en Rural, en pueblecitos pequeños, en zonas no muy pobladas, en algunas ocasiones el Restaurante donde vamos a comer bien, a comer barato o comer delicioso es el único argumento que nos condiciona. En definitiva…no hay entorno.
Hoy hablamos de un caso que, si bien de entrada nos puede parecer un lugar apartado e inhóspito, una vez descubierto es de aquellos que quedan guardaditos en nuestro smartphone, por si en alguna otra ocasión se tercia repetir o recomendar a unos amigos.
Es este un Restaurante tradicional, rústico, pequeñito, y con todos los requisitos de este tipo de establecimientos en zonas rurales. Y esta situado en un entorno magnifico.
En definitiva, que vale la pena el ratito del trayecto.
Nos vemos por carreteras locales rodeados de cultivos de cereales hasta el infinito y más allá. Por eso, en función de la época del año, veremos extensiones de suaves verdes, de verdes intensos, de dorados deslumbrantes o de ocres otoñales. Paisajes cambiantes en cada época del año.
Como os decía, para comer, y comer bien, os lo digo, disponen de dos comedores, uno un pelín más grande, que incluye algunas columnas y arcos y otro más diminuto, rectangular, donde no caben mas de 20-25 personas.
El trato es muy sencillo y agradable. Enseguida lo percibes como próximo, sin complicación. De esos lugares en los que rápidamente te sientes a gusto. La recepción es rápida, eso si, previa reserva, cosa que os recomendamos encarecidamente. Un pequeño detallito para picar mientras te traen la carta, con un poco de embutido de la tierra y unas olivas arbequinas distraen al estómago que ya esta dando guerra. Carta corta pero correcta, para que nos vamos a andar con tonterías, que los tiempos de cartas de seis paginas ya han pasado a la historia.
Embutidos de la tierra, carne de la zona, buena brasa, ensaladas con productos que tienen el sabor correspondiente a cada cosa, pescado fresco, salsas de acompañamiento caseras y contundentes, pulpo a la brasa…
Puede que el segmento postre flaquee un poco, pero no se puede para nada, criticar.
En definitiva, pocas cosas pero buenas. No nos sentiremos defraudados. Además , lo que os comentaba al principio…el plus es el entorno. La pequeñita ciudad amurallada, donde podremos pasear antes de comer si llegamos con tiempo, o después del ágape para fumarnos un cigarrito, (los que fumen, claro). O dar un par de vueltas ayudando a la digestión a dar buena cuenta de lo que nos hemos zampado.
Precio correcto, atención rápida, ágil y simpática.
Por poner algún pero, que no dé la impresión de que siempre todo nos parece bien, en el comedor principal hay un poco de barullo puesto que las paredes de piedra envuelven el sonido de una forma amplificada. En el comedor pequeño quizás un poco menos de ruido, pero eso puede ir en función de los compañeros comensales. Ya sabéis, si al ladito os toca una mesa de ocho con ganas de fiesta, el murmullo bajo va a ser una cosa muy difícil de conseguir.
En definitiva, un buen Restaurante, un entorno magnifico, una zona visitable y paseable para un fin de semana en el que sólo tengamos la pretensión de descansar, ser feliz y comer bien. Si es que todo eso, junto, os parece poco o fácil de conseguir. Recomendado. El trayecto lo vale.
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