Es este un local de aquellos que sorprenden con toda seguridad. Podrás pasar frente a la puerta decenas de veces sin notar lo que se cuece en su interior pero, ah! …el día que traspases el umbral, estás perdido…
No es un local glamouroso al estilo estricto de la palabra, pero a veces, algunas veces, esto no es necesario. Tiene otras contrapartidas bien interesantes. Es acogedor, el trato es simpático y agradable, las hamburguesas están bien de calidades (hay variaciones sobre las mismas en la carta, casi todas ellas con referencias a la música y a grupos míticos) y la parroquia variopinta ayuda a que te sientas a gusto. Al mediodía ofrecen menú a precios de mercado actual y se implican bastante en los eventos de la población, tan dada a buscar excusas para celebrar algo cada día. Un punto original pueden ser sus “tapas”, casi siempre con nombres y referencias musicales y que se integran sobretodo en un acontecimiento que de unos años acá se lleva a término los jueves, bautizado como “picajous” que no viene a ser más que un acrónimo de picar y dijous (jueves, en catalán). Algunas tapas curiosas pueden ser la “Manhattan Transfer”, la “Cranberries”, “Defcon2” “Extremoduro” “Manu Chao” “Nina Hagen” “Justo y los Pecadores” y más creatividades. Un local para visitar sin duda en aquellas noches de informalidad que se prestan a dejarse llevar , a ver donde nos lleva el viento. Recomendable.
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