No se trata de complicarnos la vida. Cuántas veces hemos dicho u oído la frase que dice “las cosas más buenas son las más sencillas”? Seguro que más de una. Por eso, a la hora de comer, hay que ir a lo seguro. A lo fresco, a la auténtico, a lo natural. Por eso, si estáis por esta zona, es ineludible que disfrutéis de lo bueno y mejor de este restaurante. Frente al mismo restaurante encontraremos la taberna con el mismo nombre, donde podremos tomar unas cañitas y algo ligero si es el caso, mientras contemplamos el Guadalquivir y el Coto de Doñana, ahí es nada. A la hora de comer, hay que pasar a la zona en donde a la mesa, nos deleitaran con verdaderos tesoros de la zona. Más de un cuarto de siglo avalan a este establecimiento como todo un clásico.
Atún rojo de almadraba, marcado a fuego por fuera y del color de su nombre en el interior, es de obligada cata. Choco, cazón, bonito al estilo de la casa…las cositas rebozadas NO son empalagosas y eso amigos, creedme es muy, muy importante. La acedilla, un pez parecido a un lenguado pequeño se presenta fantástico con este tipo de cocción comentado, el rebozado. La dorada también la presentan muy original, con salsa, y, naturalmente, si nos vamos sin unos langostinos de San Lúcar es que somos tontos de remate. Buenísima relación calidad precio, tanto en el bar/taberna, más asequible, como en el restaurante. De visita imprescindible.
Comments 0