A lo largo de nuestra procelosa vida hemos visto, catado, probado, degustado, multitud de recetas, platos, tapas e inventos en gastronomía. Pero…como ver «más allá» de esa primera impresión y comprender que, algunos establecimientos tienen recorrido y otros sencillamente están abocados al desastre? Aquí es donde no valen las explicaciones terrenales, sencillas y aplastantes. No. A veces, en la mirada de un cocinero, en la forma de ponerte una ración en la mesa, en como vienen las rebanadas de pan puestas en su recipiente tienes la respuesta a la gran pregunta…Volveré a este sitio?
Yo os digo que a Plata Bistro volveré. Los hermanos García, llevan en una parte de su ADN la señal inequívoca de que, aquí, en el Plata, o en otra parte, triunfarán porque lo que hacen lo hacen de verdad. Les gusta. Lo sienten. Yo he mirado a los ojos del cocinero mientras preparaba un sencillo bocata de calamares y he descubierto que, en ese momento, el mejor bocata de calamares del mundo iba a salir, en breve, de sus manos. Y esas son las cosas que para mi, cuentan.
No tienen un gran recorrido, yo siempre digo que hasta el quinto año no se pueden sacar conclusiones de enraizamiento de un local, y menos en este mundo de locura y velocidad que nos ha tocado vivir. Por tanto, con un par de años de vida, a esa conclusión aún no he llegado. Pero están en una zona que se está poniendo de moda a cada dia que pasa (no se si eso es bueno para los del barrio de toda la vida ) pero es lo que hay. En Sant Antoni, en la calle Sepúlveda 23 nos espera un local pequeño, sin complicaciones, donde todo está a la vista y donde se trata el tapeo, la cocina, la música, el vinito, de una forma natural y coherente.
No tienen carta al uso. Al fondo, en un gran cartel sobre la cocina vista, leemos lo que nos aconsejan. Lo que han guisado ese dia. Lo que han comprado el dia anterior. Y encontraremos desde una ensaladilla rusa, a una caballa en escabeche, un secreto con peras, pollo al chilindrón, callos de los buenos, «colomí» con acelgas, «esqueixada» de bacalao a su estilo…ventresca de atún, manitas de ministro…en definitiva, un poquito de todo, pero todo bien bueno, bien cocinado, bien presentado, con un buen trato a los alimentos, a las verduras y a los vegetales…es decir, que cada cosa sabe a los suyo, los ingredientes estan crujientes y los visuales son bonitos de fotografiar. Bodega correcta y algunos vinitos más que memorables, a precios adecuados.
Local limpio, sin malos olores, son complicaciones, con un servicio profesional y esos si, con musiquita no precisamente de fondo (al menos el dia que yo me deje caer por allí). A veces a volumen y otras a mucho volumen. Pero desde mi punto de vista, un local más que recomendadísimo sin pretensiones como las que suelen tener, y cada dia mas, los iluminados de los fogones que proliferan a porrillo, y en la que la propuesta va unida a buenas presentaciones y unas calidades que ya quisieran algunos tener para sí.
Raciones justas (ojo, no confundamos con pequeñas) y precios asequibles (ojo, no confundamos con muy económicos). Pero en definitiva, un gran descubrimiento. Si los propietarios mantienen la ilusión y el brillo en sus ojos, en tres años más superarán la linea que les llevará a ser unos clásicos de la zona, eso si, sin perder su aire canalla, que creo que es de lo que a veces se alimentan.
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